El peor clima político que se ha visto en mucho tiempo en la Cámara. Este es el contexto en que asumió el nuevo presidente de la Corporación, Vlado Mirosevic (PL), en una elección que dejó herida a la oposición que esperaba quedarse con la presidencia gracias a una carta sorpresa que provocó la división de la Democracia Cristiana (DC) y el Partido de la Gente (PDG) que no lograron aunar a sus bancadas tras una sola candidatura.

Aunque durante las conversaciones de las últimas semanas había cobrado fuerza en la oposición el nombre del subjefe de la bancada del PDG, Víctor Pino, mientras se acercaba la fecha de la votación el nombre fue perdiendo fuerza. Chile Vamos no logró consenso en torno al legislador, ya que sus pares opositores del credo evangélico se negaban a apoyar a un feligrés de la Iglesia Mormona, entre otras suspicacias que generaba sellar un acuerdo con este partido.

Ante ese escenario y la apertura expresada por la Democracia Cristiana en torno a generar un acuerdo amplio que incluyera a Chile Vamos, a última hora algunos de los representantes del sector tomaron la iniciativa de invitar al falangismo a un acuerdo que implicaría llevar a un DC a la presidencia. Aunque la primera opción era la diputada Joanna Pérez esta se negó

En vista de la rotunda negativa de Pérez, la siguiente opción fue el también DC Miguel Ángel Calisto, quien ya había participado en reuniones con Chile Vamos y el PDG y acepó de inmediato la oferta. Con ello, la oposición daba por sentado el triunfo sobre el oficialismo. Sin embargo, esta definición de Calisto dividió a la bancada falangista a la hora de votar. Ello, porque un par de horas antes, en el almuerzo de bancada dos diputados –uno de ellos Calisto- habían expresado su definición de votar con la derecha. Pese a que en la DC aseguran que en esa instancia el diputado no transparentó que era el candidato de la derecha a la mesa de la Cámara.

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Entonces, se resolvió que la bancada falangista votaría en blanco en la primera votación y en la segunda, la definitoria, lo harían por Mirosevic. Este último ya se había definido la semana anterior como el candidato del oficialismo. Incluso en el cónclave del domingo en Cerro Castillo, los más optimistas aseguraban que estaban los votos para que el diputado liberal se convirtiera en el sucesor de Raúl Soto. Aunque llegado el día de la votación había menos certeza, ya que aún se desconocía el nombre que presentaría Chile Vamos, algunos de cuyos representantes se jactaban en los pasillos de la Cámara que su candidato oculto sería una “gran sorpresa”.

La sorpresa que dividió a la DC

Llegado el momento de la votación… la más sorprendida, aseguran en la bancada, fue la DC, cuando se encontraron con que el nombre de Chile Vamos era Miguel Ángel Calisto. Allí mismo se enredó el acuerdo asumido por la bancada a la hora de almuerzo y se dividió la instancia. En la primera votación, Jorge Saffirio y el propio Calisto votaron por este último; el jefe de la bancada Eric Aedo y Joanna Pérez lo hicieron en blanco, como habían acordado; y, el resto –Alberto Undurraga, Ricardo Cifuentes, Héctor Barría y Felipe Camaño- respetando el acuerdo administrativo original, votaron por Mirosevic.

También votó dividido el PDG: Yovana Ahumada –jefa de bancada-, Víctor Pino –subjefe- y Roberto Arroyo y Gloria Naveillan apoyaron al DC, mientras que Rubén Oyarzo y Karen Medina respaldaron el acuerdo administrativo.

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En esa tensa primera vuelta se impuso Mirosevic con 74 votos a Calisto que obtuvo 70, pero como ninguno alcanzó el quórum de 77, se produjo la prevista segunda vuelta y allí el diputado liberal se impuso con 77 votos sobre Calisto que no logró superar los 73 entre los que contó con el de su jefe de bancada Eric Aedo y el de la diputada Joanna Pérez que se sumaron a Saffiro, con lo que se terminó de dividir la instancia.

Ahora la bancada falangista está intentando recomponer las confianzas en su interior, ya que tras la elección de la mesa, el diputado Undurraga hizo una dura advertencia, a través de su cuenta de Twitter, que expresaba la situación al interior de la bancada, señalando que la votación por la presidencia de la Cámara exige que las candidaturas sean patrocinadas por las bancadas y que irrupción de Calisto tres minutos antes de la votación no solo incumplía el acuerdo administrativo, sino que “quiebra” la bancada y “fomenta caudillismos”.